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Napoleón Bonaparte -Biografia





Una figura histórica. Napoleón Bonaparte fue el genio militar más brillante del siglo XIX, pero también una de sus figuras más controvertidas. Conquistó la mayor parte de Europa occidental para Francia e instituyó reformas en estos nuevos territorios a fin de garantizar las libertades civiles y mejorar la calidad de vida. Fue coronado emperador de Francia en 1804 y estimuló al país implantando reformas para unificar a la nación, dividida por la revolución; muchas de esas reformas perduran en la actualidad, como las garantías referentes a las libertades civiles. En la imagen, Napoleón en Saint Bernard, obra de Jacques-Louis David.





Joven aguerrido. En marzo de 1796, Napoleón recibió el mando del ejército francés en Italia, donde se llevaba a cabo un enfrentamiento contra Austria; la península fue el escenario de las primeras manifestaciones del gran genio militar de Napoleón. Las victorias de Arcole, Lodi y Rivoli obligaron a Austria a firmar el tratado de Campoflorido. En la imagen, un joven Napoleón en un cuadro de Antoine Jean Gros, Napoleón tomando el puente de Arcole. Ocurrió el 15 de noviembre de 1796; dos días después Napoleón derrotaría al ejército austriaco.




Josefina. Personaje aparentemente frío y calculador, que venció a enemigos y eliminó a oponentes, Napoleón declaró en alguna ocasión haber estado locamente enamorado en su juventud de la que sería su esposa, Josefina Beauharnais, de quien no dudaría años después en divorciarse para contraer nuevo matrimonio con María Luisa de Austria, miembro de uno de los linajes más antiguos de Europa, con quien deseaba tener un heredero para su noble estirpe recién estrenada. El año 1810, el de su enlace con María Luisa, marcó el cenit napoleónico. No obstante, no tardaría en llegar su caída. En el aspecto familiar, María Luisa le dio el heredero tan deseado, Napoleón II, proclamado por su padre en dos ocasiones, pero que no llegó a reinar, pues murió a los veinte años. En la imagen, Josefina en un cuadro de François Pascal Simon Gérard.




La coronación de Napoleón. En 1802, Napoleón logró aprobar la Constitución del año X , que le nombraba Cónsul Vitalicio permitiéndole elegir a su sucesor, lo que significaba la restauración monárquica de hecho. La desconfianza inglesa antes los planes expansionistas napoleónicos reavivaron la guerra; además de poner en marcha un programa de expansión colonial, en el centro de Europa Napoleón tutelaba una reordenación constitucional en su beneficio. Londres incitó varios complots que fracasaron, permitiendo la persecución de los opositores a Napoleón, que acabó consiguiendo la adhesión de antiguos revolucionarios. Ello fue aprovechado por Napoleón para establecer una monarquía militar hereditaria y proclamarse emperador, haciéndose coronar por el Papa en la Catedral de Notre Dame, el 2 diciembre de 1804. En la imagen, detalle del famoso cuadro La coronación de Napoleón, de Jacques Louis David. Napoleón, tras haberse puesto a sí mismo la corona (no permitió que se la pusiera el Papa), convierte a Josefina en emperatriz.




Emperador. El genio militar de Napoleón brilló durante el imperio; revolucionó la concepción estratégica y sentó las bases de lo que sería el arte militar hasta comienzos del siglo XX. Los tres principios básicos de su concepción militar descansaban sobre la potencia, la seguridad y la economía de fuerzas; su manifestación se encontraba en la posesión de la iniciativa y en la búsqueda del objetivo estratégico decisivo, sin perder energías en grandes maniobras de distracción. Napoleón reordenó la composición de los ejércitos, buscando la especialización de los distintos cuerpos, y empleó masivamente la artillería en batalla y la caballería para la persecución del adversario. A partir de 1805 Napoleón sostuvo una serie ininterrumpida de batallas victoriosas contra las potencias coaligadas en su contra. En 1810 Napoleón se encontraba en la cima de su poder; su dominio de los estados vasallos del continente era absoluto, si bien el esfuerzo para mantener el control era extraordinario.





El declive. En la imagen, Napoleón en su estudio (1812), óleo de Jacques-Louis David. A mediados de 1813 el imperio napoleónico estaba rodeado de enemigos en guerra. La gran coalición aliada hizo retroceder los ejércitos franceses, mientras se producían traiciones de los mariscales, los nobles entraban en contacto con los aliados y el pueblo ignoraba la llamada desesperada de Napoleón a defender el suelo patrio. En abril de 1814 Napoleón debió admitir el tratado de Fontainebleau, por el que abdicaba del trono; seguía manteniendo su título de emperador y se le concedía una pensión vitalicia y el gobierno de la isla de Elba. Su cautiverio duró un año. Mientras tanto, en Francia, el retorno de los Borbones volvía a levantar movimientos contrarios. Napoleón salió clandestinamente de la isla y desembarcó en Francia. Con su solo prestigio, sin disparar un solo tiro, Napoleón reconquistó Francia; este vuelo del Águila dio origen al Imperio de los Cien Días. Con su ejército de veteranos hizo frente a los poderosos ejércitos aliados dirigidos por Wellington y Blücher, quienes acabaron imponiéndose en Waterloo (junio, 1815). Al no poder huir a Estados Unidos, Napoleón se entregó a los británicos, quedando confinado en Santa Elena hasta su muerte.




Estratega. Aunque terminó siendo derrotado, nadie pone en duda el genio militar de Napoleón. El 14 de octubre de 1806, en el marco de la guerra de la Cuarta Coalición, Napoleón se enfrentó cerca de Jena al ala izquierda de las fuerzas prusianas, compuestas por 50.000 hombres mandados por el príncipe Friedrich Ludwig de Hohenlohe. Bonaparte disponía de 54.000 soldados y aplastó completamente a las tropas enemigas, haciéndolas huir. Ese mismo día, el mariscal francés Louis Nicolas Davout, que encabezaba un ejército de 27.000 hombres, derrotó en Auerstedt (21 Km. al norte de Jena) a los 50.000 prusianos liderados por el duque de Brunswick. Éste falleció y la retirada de sus tropas se convirtió en una desbandada. La resistencia prusiana quedó aniquilada tras estas dos derrotas y el ejército francés pudo entrar en Berlín en el mes de noviembre. En la imagen, la Batalla de Jena según un cuadro de Horace Vernet.





Un mito. Aún en vida y al tiempo que se iban olvidando los peores tintes de su autoritarismo, la figura de Napoleón fue entrando en la leyenda. Su rápido encumbramiento, las extraordinarias aventuras y su trágico final hicieron de él un arquetipo del personaje romántico. El hijo de la Revolución, como gustaba denominarse, aunque repudió con sus actuaciones los principios de la misma, extendió a toda Europa sus bases ideológicas. Con el "retorno de las cenizas" en 1840 a los Inválidos, la figura de Napoleón recibió el definitivo apoyo popular y su consagración histórica. El legado político de Napoleón en el interior, donde creó un nuevo orden del que se beneficiaría la burguesía posrevolucionaria, y fuera de las fronteras francesas, que amplió por la fuerza de las armas, ha interesado en los siglos posteriores a historiadores, literatos y cineastas, que han tratado a este singular personaje en debates historiográficos, novelas y películas. En la imagen, un fotograma de la películaNapoleón, dirigida por Yves Simoneau e interpretada por C. Clavier (Napoleón) e I. Rosellini (Josefina), a quienes vemos en una partida de ajedrez.




En la Cripta de la Iglesia del Dôme o de La Cúpula , en 1841, el rey Luis Felipe en un gesto de reconciliación con los partidos bonapartistas y republicanos, opuestos a su régimen, hizo traer desde la isla Santa Elena el cuerpo de Napoleón. Esta iglesia vínculo entre lo militar con lo histórico, era el lugar más indicado para el descanso final del emperador, cuyos restos fueron introducidos en seis ataúdes de porfirio rojo que encajan uno dentro de otro y fueron finalmente depositados en la cripta, como culminación de una gran ceremonia a la que asistió Napoleón III.
La Galería de cristal es la cripta acristalada con la Tumba de Napoleón a la que se accede por las escaleras curvas frente al altar. La división transparente detrás del altar separa el Dôme de las antiguas capillas de los Inválidos, más alejadas. La Capilla de St. Jérôme, pasado el centro de la iglesia, la capilla lateral que queda saliendo de la iglesia a la derecha de la entrada principal, contiene la tumba del hermano más joven de Napoleón, Jérôme, rey de Westfalia.

En la Capilla anterior podemos ver la 
Tumba del Mariscal Foch 
El Museo de las Armas se encuentra en Les Invalides.